"Escuchar es entrar en contacto con lo fantasmal" David Toop Una intuición me dice que tengo que estar en Monterrey para realizar este proyecto. Tengo que ir a donde mi mamá pasó sus primeros años de vida, igual que yo, años más tarde, en # 2425 de la calle Washington en la colonia Maria Luisa. En esa casa hay divisiones mal hechas, marcos de puertas donde no son necesarias, mejoras y desmejoras a la construcción inicial, como si estuviera constantemente tratando de borrar su pasado, como Monterrey. En esa casa es donde guardo todos mis recuerdos sonoros: discos duros con composiciones viejas, conversaciones en cassettes, instrumentos viejos y artilugios para hacer sonidos de todo tipo. En alguno de esos recuerdos, tengo guardado un archivo wav que contiene el último aliento de mi abuelo. Un archivo con peso real, un wav que me hace pensar que incluso los bytes son físicos. Desde que hice la grabación, jamás quise escucharla, en esos tiempos el querer escucharla me hacía sentir como la portada de un periodico amarillista, demasiado pronto. Siempre fue demasiado pronto para escucharla. Creo que ahora ya estoy listo. Ya estoy listo para soltar los espíritus que contenga esa grabación, a ver si con esto ahuyento el no de este texto, la resistencia de escribir. Me traslado al estudio de mi casa para ponerme en contacto con la grabación. Encuentro la tarjeta flash aún puesta en la M audio microtrack, mi primer grabadora, el último regalo de mi abuelo. La primera duda que tengo es: ¿Audifonos o bocinas?. Siempre he sido un fanatico de la presión sonora. Aunque me gusta la inmersión de los audífonos, creo que no hay nada como una buena distancia entre el movimiento de las bocinas y mi cuerpo. Esta vez decido audífonos, no estoy muy seguro porque. Quizá de alguna manera romántica pienso que así, en el instante de la reflexión y rarefacción del auricular se anulará el movimiento del aire a causa de la presión sonora y de esta manera el sonido se propagará únicamente a través de mi cuerpo. Play ▶: Siento como si el espacio físico compactara mi cuerpo. Como una onda sonora con tanta presión que hace que el aire contenido en el estudio apriete todos mis órganos. Después siento la descompresión del nodo negativo de la onda como un vacío extremo, casi anecoico. De repente, una voz omnidireccional - Hola mijo, te había estado esperando. Te he estado viendo desde que empezaste este proyecto mijo, y me doy cuenta que no te esta saliendo eso que te estas proponiendo, por eso decidí venir a ayudarte. Tu proyecto me hizo pensar que no te platique lo suficiente acerca de nuestros antepasados, tal vez porque ni yo mismo tenía ese interés cuando estaba vivo, ya sabes como es nuestra cultura, el trabajo parece ser el único valor que encontramos en la vida. Te veo algo descontento de no conocer más de ese pasado, por no tener más contacto con esas raíces de las que te sientes ajeno. Por eso quiero llevarte a un tiempo que solo existe en el mundo de los muertos, para que visites a tus antepasados y que les preguntes a ellos, de primera fuente, eso que estás buscando. Antes que nada, lo que sí te quiero pedir es que vayamos a visitar el San Carlos. Yo en mi evidente estado de fantasma no podré comer, no vaya a ser que algún comensal se asuste viendo una carne levitando amablemente sobre una mesa. Ahí te podré platicar mis planes, pero algo sí es importante, cuando estemos aquí, digamosle tu tiempo (2021) y a lo largo de todas nuestras aventuras tendrás que ser todo oídos, no solo por el hecho de que si alguien te ve te tildará de loco, sino porque también el intercambio de presión sonora con fantasmas consume los decibeles de tu voz hasta quedar mudo. Pero bueno, primero lo primero, vamos por ese Rib Eye con su salsita molcajeteada. Entré (o entramos) al San Carlos con la sensación de que tendría la comida familiar más importante de mi vida y sin embargo el anfitrión en la puerta de entrada me pregunta - ¿mesa para 1 señor? - Le digo que sí, y que de preferencia nos ponga en el salón lateral donde hay menos personas, no quisiera que algún movimiento en falso llame la atención, no quiero a gente volteandome a ver como un loco, como me lo advirtió mi abuelo. La verdad es que pocas veces he estado tan poco entusiasmado de irme a comer un rib eye, pero el estado fantasmal de mi abuelo me hacía sentir entre entusiasmado y tenso. No tardé mucho en darme cuenta que para mi abuelo, esto era más bien una travesurilla. Me dijo que ordenara lo que pedíamos cuando íbamos con la familia, una parrillada, un atropellado y un cabrito. Ah, y que fuera a servir una ensalada de la barra de ensaladas como le gustaba a mi abuela, —con mucho betabel acuérdate— me dijo mientras me paraba de la mesa. —Ya no hablo con ella— le dije al regresar a la mesa. Pero bueno, supongo que si viste la resistencia a escribir este texto, el no, supongo también has visto todo lo que ha pasado con la familia desde tu muerte, aunque si te soy sincero preferiría guardar esa plática para otra visita, mejor cuéntame a dónde me vas a llevar. —Pues mira mijo, como sabes el tiempo no solo funciona de forma lineal y en el mundo de los muertos existe un tiempo donde tu puedes acceder a todo evento pasado y ser parte de él sin alterar ni lo acontecido ni lo que acontecerá. A mi en un principio me costó trabajo entenderlo, pero piénsalo como si el tiempo fuera una computadora, en la vida sólo puedes acceder a los programas pre establecidos, y digamos que en el mundo de los muertos te dan todos los permisos de administrador. Para poder acceder a ese tiempo va a ser necesario que te expongas a una experiencia cercana a la muerte. Pero no te preocupes ahorita por eso, lo importante es que visitaremos a tus antepasados y tal vez así puedas terminar tu proyecto. ----- El Antiguo Linaje de perros, El Nuevo Reino de León El año pasado encontré en internet una cita en donde Alonso de León “El Mozo” describe unos caracoles, dientes de animales, frisoles y frutillas secas que colgaban del faldellín de las nativas rayadas. Este dato me hizo querer sentir una cercanía con esas personas en las que veía la misma afinidad que yo por el sonido y que buscaban (o al menos yo lo percibo así) convertirse en sonido. Entiendo que es imposible apropiarse de esa sensibilidad auditiva que me es ajena, pero quiero aprovechar la llegada de mi abuelo para acercarme a ese pasado sonoro y, tal vez así crear un mayor vínculo con lo que me gustaría llamar, mis raices de mi, y reafirmó el “de mi” como Cristina Rivera Garza reafirma su Rulfo. Hurgando en raíces no como datos históricos, verdaderos y comprobables, sino en historias de la ciudad elegidas por mi, que me hagan sentir una conexión más profunda, con los que quisiera llamar mis antepasados del noreste de México. Como decía Don Cheves, el rey de la cerveza clandestina en el centro de la ciudad “primero lo primero”, vámonos al siglo XVII. Mi abuelo me explica que para lograr llegar al tiempo de los mitotes tendremos que poner la danza del venado a 200 dB. — Yo ya he viajado hasta allá y en mi calidad de fantasma esa cantidad de decibeles se siente más bien como un buen masaje, como esos masajes mayas que te arreglan los tendones. Pero bueno, para ti sí tendremos que encontrar mucha protección, si no pues.. Adiós oídos. -- “…Es preciso escoger el sitio más sano posible para edificar el teatro… Además, es preciso que no sufra los ardores de los vientos del mediodía… hubiera de construirse al pie de un monte...” Vitruvio El primer problema fue, ¿cómo detonar los 200 decibeles? Si el umbral de dolor comienza en 120 dB y a 150 dB ya podría haber un daño permanente en la audición, el escenario de exponerse a más de 160 dB daba terror. A 200 dB la presión de aire sería tan fuerte como la presión de un tanque de buceo perforado multiplicado por 4, si los pulmones no explotan como globos, las embolias en los vasos sanguíneos probablemente causarían un paro cardíaco inmediato. En cosas menos trágicas, no se por qué se me vinieron a la cabeza las vasijas resonantes que se han encontrado en algunos teatros grecorromanos, las cuales, según Vitruvio funcionaban como un amplificador de las voces o instrumentos que se tocaban en el teatro. Llegar a los 200 dB no iba a ser fácil y por eso era importante asegurar toda la amplificación posible. Tomando como referencia que una bocina nos entrega 90 dB con 1 Watt a 1 metro de distancia, la teoría dice que para lograr un incremento del doble de sensación de volumen los watts tendrían que aumentar, no el doble, sino 10 veces más. Concluí que necesitaríamos 100,000,000,000 W para lograr los 200 dB. Ok, ni robando el Sweetwater music store creo que podamos llegar a esa potencia, me desilusioné un poco :( Pensando en qué otras formas sumar dBs, se me ocurrió que el calor seco mantiene a las partículas de aire más juntas y esto ayuda a que se propague mejor el sonido. Si nos topamos con un día de unos 40 grados (algo ya común en Monterrey) eso tal vez nos ayude a aumentar el volumen en unos 6 dB. Mira abuelo, la idea sería posicionar unas bocinas en la parte alta de una de las paredes de un cañón, apuntando a la pared de enfrente para hacer resonar las frecuencias estacionarias entre paredes y así lograr mayor amplificación. Pero si te soy sincero, no creo que funcione, son demasiados watts, demasiada presión sonora. Ni el Krakatoa llegó a tanto (172 dB). Incluso si nos ponemos estrictos, el "volumen" del sonido está determinado por la amplitud de las ondas en comparación con la presión del aire ambiente. Un sonido de 194 dB tiene una presión de 101.325 kPa que es la misma presión del aire a nivel del mar, por lo tanto un sonido que sobrepase ese umbral comenzaría a crear huecos en el aire; Muy posiblemente dejaría de ser audible, pero seguramente se sentiría extrema presión en el cuerpo, se que ya está muy clavado preguntar pero ¿Seguiría siendo la danza del venado tomando en cuenta esos huecos de aire? ¿Tomando en cuenta que no "sonaría"? No sé, creo que ya me instalé tanto en la imposibilidad, la única forma que lo veo posible, sería lograr que un cachalote (con un récord de hasta 256 dB) cante con sus “clics” la danza del venado. Creo que sería más fácil traer en un tráiler al cachalote (como en “Las armonías de Werckmeister”) y entrenarlo para que cante la danza, que juntar todo el equipo de sonido y conseguir una planta de luz que nos aguante 100,000,000,000 W (si es que eso es posible). Por la cara con la que se me quedó viendo mi abuelo, me sentí como el favorito para ganar los siguientes Mamador Awards. Los dos nos reímos. —Después de todo lo que dijiste— me dice —creo que lo que suena más coherente, es traernos a la ballena al cañón de Guitarritas, colocarle unas bocinas en su tracto vocal y desde ahí reproducir la danza. Tu confía, todo saldrá bien. Al día siguiente, compré unos doritos rojos de los más grandes que encontré, para recordar la primera vez que visité la Huasteca, también con mi abuelo. Manejamos hacia la huasteca y nos metemos por el camino empedrado para llegar a Guitarritas. Pasamos por el primer parque, el rancho Wirikuta y la rueda de medicina. Llegamos a Guitarritas y nos estacionamos muy pegados a las faldas de la montaña. Nos bajamos del coche y nos vamos a sentar en unas rocas que están posicionadas a la mitad del cañón. Mi abuelo me explica que en su estancia en el mundo de los muertos conoció al Dr. Grinberg y que él le explicó que el ser humano tenía la capacidad de crear realidad. Pues sí, he escuchado eso, ya me vi el docu, pero eso en que nos podría ayudar, digo, aunque si lo creo, no me veo a mi capaz de crear la realidad de los 200 dB o al menos no veo cómo. Mira mijo, tu ya me trajiste aquí, ahora lo que hay que hacer es que te concentres para crear un cachalote y que teletransportes el coche con el disco de la danza del venado en loop a su interior. La manera más rápida de lograrlo será unir esfuerzos del mundo de los vivos y los muertos. Para no hacer mucho rodeo básicamente te utilizaré como un médium para poder crear la realidad, así como lo hacía Pachita, que ella decía que no era curandera, sino que era médium y que era poseída por el Tlatoani Cuauhtémoc para hacer sus curaciones. Disculpame mijo, pero tendré que drogarte con burundanga para que pierdas tu voluntad y así te ayudaré a hacer ese cambio en la lattice. De lo que pasó a continuación no recuerdo mucho. Solo una sensación como si mi piel se desprendiera de mi cuerpo, después mis músculos y así toda mi corporalidad, como si algo me succionara. Se dice que la palabra Chichi - Meca, viene respectivamente de perro y mecate. Existen diferentes interpretaciones de este conjunto de palabras, uno de ellos es --linaje de perros--. Es sabido que en Mesoamérica se les decía así a las personas que vivían como nómadas. Jesús Gerardo Rodriguez Almaraz en su libro Monterrey: Origen y destino dice, que es posible que los habitantes de Mesoamérica no conocieran su norte (Aridoamerica) y que probablemente este nombre (Chichimeca) fue llevado por los conquistadores al norte tras ver ese comportamiento nomádico. Esto ayuda a entender las diferencias entre Azalapas, Coahiltecos, Huachiles y Borrados. Los datos que conocemos en la actualidad de estas comunidades son textos a partir de las palabras de frailes, gobernantes españoles y criollos. Aunque algunos buscan no crear prejuicios de las comunidades chichimecas, el evidente ojo de época no se escapa a los años y por lo tanto existen muy pocas historias de individuos chichimecas. Llegamos a una ranchería, parece el año 1640. Mi abuelo me presenta a un nativo rayado, tengo muchas dudas, pero mi abuelo me advierte - S e r p u r o o í d o - . El nativo comienza a hablar - Mira, ese de allá es nuestro líder Cabeza de bando, los españoles lo llaman el Indio Cabrito. Hace unos días durante una batalla los soldados de Alonso de León secuestraron a su mujer y la llevaron a la casa de justicia mayor. Con mi ayuda y debido a que Alonso de León tuvo que salir de la ciudad, la mujer de Cabeza de bando pudo escapar. Ahora que no está de León, atacaremos en unos días la casa de justicia mayor, pero primero haremos el mitote de guerra. - Según el libro “Puro Mitote: Danzas Chichimecas” los antiguos habitantes del ahora noreste de México no edificaron centros ceremoniales, altares ni grandes templos. Lo que sí crearon son acumulaciones rocosas y altiplanicies con valor sacro, algunas de las cuales se mantienen hasta hoy. Los mitotes eran celebrados por una variedad de motivos como la guerra, la paz, los alimentos, las deidades y un sin fin de motivos que a las mismas referencias históricas se les escapa. La falta de estas edificaciones y el constante acoso de los españoles, promovió que los mitotes se efectuarán en lugares retirados y de difícil acceso. Se sabe poco acerca del mitote de guerra, pero se especula que durante la conquista tomo mayor importancia por la constante rivalidad con los intrusos, “Los escribanos hispanos, por influencia del náhuatl, daban a estas reuniones el nombre específico de tatol (tlahtolll, palabra o discurso) aludiendo a las alianzas y acuerdos celebrados entre los jefes de la tribu.” En estos mitotes se podían reunir congregaciones de otras tribus y a los conquistadores les sobraban motivos para temer. El tatol no sólo es el acuerdo para aliarse, es también la intoxicación masiva de guerreros que embravecidos por los cantos épicos, el baile y el peyote, se lanzan al salto con furia desmedida, provocando el pánico entre los desprevenidos colonos. (El mitote de la guerra P. 63) Todo lo anterior sucedió. nos llevaron a un sitio remoto en las inmediaciones de lo que yo pienso que era el cerro de la silla (la verdad no estoy seguro), pero llegamos a un sitio donde encontramos a mas nativos rayados y frente a una fogata entramos todos en el kairós, un tiempo en donde el pasar de segundos era indiferente y se transfería a un valor que nos cargó de energía. Una energía que no había sentido antes, algo similar al Aleph de Borges pero de forma temporal. No sé cuántas horas dormimos. Fuimos despertando poco a poco, era de noche todavía; Digo todavía porque sentía que seguía siendo la misma noche en que empezamos el Mitote, pero seguramente ya era la 2da o 3era noche, no lo sé. Sentía una cruda de esas que sientes que aún no se te baja la peda, de esas veces que te sientes Superman. Nos dirigimos monte abajo hacia la casa de justicia mayor. Llegamos a eso de la media noche. Al principio parecía que no había nadie, flechas de fuego volando en dirección a la casa de justicia mayor. A los segundos ya había un contraataque con balas. Yo pienso - ¡ S e r p u r o o í d o ! -. Me escondo tras un árbol a unos metros del enfrentamiento, cierro los ojos. Gritos, mentadas de madre incomprensibles, moléculas de aire cortadas y moduladas por balas y flechas. Pienso en un cielomoto, en cómo el choque de viento con temperaturas opuestas crea ese sonido que parece como si el cielo quisiera hablar. El viento cantando una aria bélica. El enfrentamiento duró como media hora, después terminaron luchando en un río cercano y un español atravesó con una espada a Cabeza de bando. Después de ese suceso pareció que el aria llegaba a su fin. Junto con mi abuelo y otro rayado cargamos a Cabeza de bando y nos perdimos en el bosque. Según La historia del Nuevo Reino de León 1650 - 1690 de Juan Bautista Chapa, Cabeza de bando murió 3 días después a causa de ese espadazo. Yo se que no fue así, yo estuve ahí, o al menos lo vi suceder en el tiempo de los muertos. En los días posteriores al enfrentamiento, a pesar de la delicada salud de Cabeza de bando, se realizó un mitote, el cual yo entendí como una celebración de una paz por venir.
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AuthorPalabras en relación al sonido Archives
April 2022
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