Lo latente y en constante vibración. Eso que nos parte en dos. El tic-tac del reloj. Non stop.
Play ► El tiempo no se detiene, la pausa no existe, aun dentro del kairós el tiempo cuantitativo no desaparece, solo cambia de valor. El frame de un película puesta en pause no es una parálisis y solo se puede llegar a su contemplación a través del tiempo y el tiempo siempre está en movimiento. El tiempo no se detiene – tic El tiempo no se detiene – tac El kairós evapora el tiempo – t… El kairós silencia el t…
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“Un sonido en la quietud, un fantasma de plata”, David Toop.
“El poder del sonido siempre ha sido mayor a la potencia del sentido”, dijo Joseph Conrad, o sea, que si escuchas algo raro y terrorífico: ¡huye! Luego intenta descifrar su significado. Tadeo y yo viajamos con los vidrios abajo escuchando Drácula de Philip Glass por la carretera, desolada y en penumbras, detrás de la presa de la Boca. La sonoridad del cuarteto de cuerdas flotaba en el viento como una amenaza latente. Entre los silencios de Glass, escuchamos un ruido extraño que provenía desde los árboles, de donde no se advertía ninguna señal de vida. Parecía estar sobrepuesto a nuestra realidad. Era cuadriculado, digital, como un sonido en 8 bits. Tadeo y yo nos volteamos a ver, sentimos la sangre de las venas congelarse y, aunque el coche seguía avanzando, quedamos paralizados por un instante. Lo primero que hicimos fue subir los vidrios y poner otra música para cambiar el mood: The Postal Service, para que las moléculas del aire chocaran más suave. Rompí el silencio: “escuché una voz robótica como con vocoder”- le dije a Tadeo. En mi cabeza lo comparaba con una carretera pixelada o con ese momento fractal cuando baja un viaje con DMT. Para Tadeo se escuchó como si se abriera un agujero de gusano y nos dejara entrar en contacto con un sonido de otro tiempo. Encontramos la forma de entrelazar lo que habíamos escuchado y terminamos por darle un sentido sobrenatural. Acordamos que atravesamos por un evento sonoro transdimensional. Pero en mi cabeza maquinaba la forma de justificar aquel sonido. Si fuera una farsa, Scooby-Doo y el Mystery Inc. ya habrían resuelto el misterio pero, hasta hoy, no sé cómo explicar ese ruido. El etnomusicólogo John Blacking dice que los mensajes sonoros pueden ser comprendidos por personas que hayan sido expuestas a los procesos relacionales de la mente creadora de dicho sonido. Es decir, solo podemos entender lo que hemos escuchado con anterioridad. Si vinieran en el coche el músico David Toop, el neurólogo Oliver Sacks y el escritor James F. Cooper tendrían una idea acertada y diferente entre sí. Toop, también colaborador de la revista The Wire, diría que el oído se pone en sintonía con señales distantes. El que escucha accede a escondidas a lo fantasmal, al desfase del tiempo y es, en este sentido, un médium que percibe y conecta con aquello que subyace a las formas visibles del mundo. -Como en El último mohicano- diría Cooper. En este libro cuento los asechos sonoros que vivían los personajes en los paisajes boscosos. Ninguna pisada estaba libre del chasquido de una rama seca; ningún susurro de hoja, libre de sospecha. Ruidos amenazantes y provenientes de todas direcciones. Aunque a veces los sonidos se comprendieran, su capacidad de confundir era tan poderosa que solo un origen sobrenatural funcionaba como explicación. -Sudor frío, nervios galopantes, confusión. Mejor cambiemos de tema, Míster Cooper- diría yo. -También cabe la posibilidad de que no haya existido en absoluto porque cuando se trata de sonido todo es posible- exclamaría Sacks, también autor de Musicofilia, donde describe algunos trastornos relacionados con la escucha y la percepción. Sacks concluiría que el ruido fue una alucinación colectiva. Una visión creada por la dinámica tan cambiante de la música, acompañada del ambiente silencioso en el exterior y el cansancio de un largo día de tomar fotos para el disco Pequeños cuentos de mi proyecto personal Orvonton. Mi yo más exagerado diría: -la escucha es percepción y el escuchar es una forma de alterar la realidad-. La transformación de impulsos acústicos a energía nerviosa que sucede en el órgano de Corti es una traducción que hacemos del mundo de los sonidos para darles significado; y toda traducción supone una interpretación. Ese día en la carretera oscura, mientras escuchábamos Drácula, Tadeo y yo oímos una voz sobrenatural venida del bosque. Nunca entendimos si era una inteligencia artificial perdida en el espacio temporal, nuestra misma sugestión o un animal raro. El sonido es un evento escurridizo y escuchar es un acto que busca creer para poder crear. El evento sonoro que anticipa lo que vendrá
Estaba parado sobre el antiguo cafetal del Ejido Guyabal en Chiapas que quedó sepultado por la erupción del volcán Chichonal en 1982. Tocaba frases cortas en una ocarina con pausas largas para alcanzar a respirar sin prisas. A las pocas notas escucho que se repite la frase en el pequeño monte de enfrente, al principio supuse que alguien pasaba por ahí y fui aumentando la complejidad para ver si me seguía el juego y si lo siguió. . Emilio Oribe describe la memoria en fanal como un mecanismo que al escuchar música ayuda a que nuestro cerebro funcione a dos tiempos, el tiempo A ‘presente’, momento en que los instrumentos ejecutan la música y el tiempo B de un futuro inmediato reconocido como ya experimentado y que debe seguir a lo que se ejecuta en el tiempo A. La repetición que llegaba de la otra montaña me hacía entrar en la memoria en fanal y conocer ese devenir sonoro sin haberlo experimentado previamente. Tocaba una frase sabiendo que se me devolvería idéntica, el sonido desdoblado, la ocarina descifrando el futuro. De regreso a Nuevo Guayabal, me encontré a unas personas que estaban cerca de la montaña de donde se escuchaba la repetición y les pregunte si alguno de ellos estuvo repitiendo lo que tocaba en la ocarina, a lo que uno respondió “Ah sí, si escuchamos pero ese ha de ser el pájaro lira” Buscando en youtube encontré un vídeo de un pájaro lira imitando el obturador de una cámara, una sierra, una alarma de coche entre otras cosa. Después vi otro donde explican que en época de apareamiento el macho construye una especie de escenario para exhibir su canto y su plumaje. El pájaro repetía la frase para apropiarse de la ocarina, en ese ir y venir de frases idénticas el objeto sonoro se enfrentaba a sí mismo y se identificaba en otro, como si ese primer objeto se creara a si mismo reconociéndose en su futuro. Al tocar la ocarina y saber su eminente repetición sentía el futuro en mis dedos. El pájaro lira me ofrecía el futuro y me hacía responsable de nuestro destino. -El objeto en el espejo, la vida a dos tiempos, Play ► Play ► |
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April 2022
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